lunes, 24 de diciembre de 2018

El camino del desaprender


Desaprender para Aprender

¿Hay algo más valioso para nosotros que los conocimientos que obtuvimos a lo largo de nuestra vida?, los aprendizajes forjan nuestra personalidad, administra nuestros sentimientos, define nuestros pensamientos y crean nuestros miedos. A pesar de la cierta negatividad del título, esta entrada tiene como objetivo, darle una vuelta más a lo que nuestra sociedad denomina aprendizaje, y a través de esto generar nuevas preguntas para comprender mejor la forma en que cada uno va aprendiendo, ya que no existe un modelo, aunque muchas veces nos lo quieran imponer los estándares de aprendizaje, que son solo un árbol del bosque, pero también existen otros métodos menos apalancados en las necesidades de los estados. 




Desde niños somos devoradores de experiencias, todo lo que hacemos en nuestra vida está relacionado al algún conocimiento previo. A veces no somos capaces de discernir en que momento comenzamos a ser conscientes de las cosas que estábamos aprendiendo, es normal ya que el estado de conciencia es algo que también debemos aprender a manejar. Claramente todo lo que hagamos en la vida es una forma de aprendizaje, siempre atado a alguna curiosidad o también porque no, en base a alguna imposición. Se aprende de situaciones positivas y negativas, propias o de terceros que nos involucran, todo va creando el mapa del conocimiento que es nuestro gps para vivir la vida y no existen dos ejemplares iguales.  

¿Podemos asegurar que todo lo que aprendimos nos es útil? Esta pregunta es vital para ubicarnos dentro del paradigma de chocar con la idea genérica del aprender, aumentar el nivel de conciencia para estar más perceptivos a la hora de tomar un conocimiento, calificarlo y darle la importancia que merece en nuestro mapa mental. Si vemos la etimología de la palabra aprender es la unión de dos palabras, ad (cercanía) y prehendere (percibir), es decir que cercanía y no estamos hablando de distancias medibles sino emocionales y de concentración, de pertenencia con lo que estamos “percibiendo”. Cada momento de nuestra vida es único y nuestra percepción de las cosas va mutando en base a lo que nosotros necesitamos y estamos preparados para comprender, pero también de lo que la sociedad espera que aprendamos en esa etapa de nuestra vida. Hago énfasis en los conocimientos sociales porque realmente definen una parte importante de nuestra personalidad, existe como un manual del cómo ser persona para poder incorporarse a la sociedad, siempre con la ayuda de nuestros tutores que son los que en gran parte nos marcan el camino del aprender. Valores y criterios de vida entran a través de un proceso de osmosis en nuestra siquis, van definiendo nuestra posibilidad de “percepción” de las cosas, es decir hasta qué punto podremos capturar esa experiencia. Parece un enredo, pero vamos a explicarlo con un ejemplo extremo para que se entienda, la sociedad nos enseña que robar es algo que está mal, el aprendizaje comienza en el hogar, continua en la escuela y culmina en los medios de comunicación. La metodología más utilizada es mediante la generación de miedo, con amenazas de terminar en la cárcel para siempre. Con mucha repetición, las posibilidades de que alguien cometa un delito de este tipo se reduce bastante, porque la cercanía se afectó desde el conocimiento previo y las posibles consecuencias. Nunca podremos percibir lo que sentimos al robar, y aunque esto puede desembocar en una discusión mucho más profunda, existen formas de robo que están en la actualidad defendidas por la ley, un filósofo moderno decía que es mayor delito abrir un banco que atracarlo, incluso Robin Hood fue famoso por robar a los ricos para dárselo a los pobres, y eso es visto como una virtud en cierta forma. Pero volviendo al tema, si nunca robamos nunca podremos saber si se siente bien o mal en nuestra mente, donde esta la única verdad, quizás Robin Hood si se hubiera atado más a las enseñanzas de la sociedad nunca hubiera existido.



Este último puede ser un ejemplo extremo, pero también aplica al manual educador del miedo utilizado para enseñar a las personas las normas de convivencia básicas de la sociedad y que son las principales cadenas que nos atan a las rutinas sociales de las que este sistema se retroalimenta. De a poco, se puede ir entendiendo a que me refiero con desaprender y porque creo que es importante hacer una revisión propia de las enseñanzas previas, pero esta vez atadas a un nivel de conciencia mayor que nos da la edad, es fácil convencer a un niño de cualquier cosa, pero un adulto en principio debería ser más complicado, aunque no es la regla.

Si hablo desde mi experiencia propia, puedo decir que realmente muchos de los conocimientos que obtuve en mi vida con una menor conciencia que la actual, me han sido útiles, pero a medida que pasaron los años muchos otros los he ido poniendo en duda, como digo yo los he pasado por el “filtro personal”, es decir lo puse en dudas desde lo más profundo de su creación para entender si está limitando mi forma de vida actual y mi futura evolución hacia nuevos conocimientos, o en resumen entender si volvió una barrera para vivir nuevas experiencias. Cuántas personas conocemos que por respetar normas que ni ellos mismos podrían explicar, terminan siendo esclavos de una realidad que en el fondo los limita y no les permite alcanzar sus sueños, sobran ejemplos de este tema y muchos prefieren aceptar las normas, sin saber si eran tan malos como nos contaban. En el cementerio está lleno de soñadores respetuosos de las leyes. Con esto no quiero decir que todas las leyes son un problema, muchas seguramente tienen coherencia, pero eso lo debemos determinar nosotros mismos a través de lo que pensamos y aceptarlo como imposición, siempre manteniendo la solidaridad social necesaria para vivir con otras personas, y dañando lo menos posible a las personas, digo lo menos posible porque muchas de nuestras decisiones a veces provocan dolor en otras personas, ya lo dice Silvio Rodriguez en una canción, “quiero que me perdonen los muertos de mi felicidad”.  



¿Porque intento ir a este punto que muchas veces me ha causado entrar en discusiones subidas de tono? Porque pienso que si no ponemos en duda todo lo que somos y buscamos rearmarnos a partir de nuestros sueños y emociones, nunca podremos aspirar a un estado de felicidad más constante, un espacio de equilibrio que este mas alineados a lo que queremos y por decantación a una mayor libertad. Es la única forma de poner nuestras energías en el lugar correcto, pensar donde queremos ir.

Definitivamente no todo es blanco o negro, los grises existen y la gama es enorme, no todo es tan bueno, ni tan malo como nos lo contaron, debemos probarlo para percibirlo, debemos quebrar esa barrera llamada miedo que tenemos grabada a fuego en la mente. Yo les puedo decir que mi forma de ver las cosas cambio mucho y sigue modificándose, a medida que empecé a recorrer más lugares a través de mis viajes y pude cambiar esa rutina citadina, que muchas veces nos inculcan como única forma de vida, pude ver que lo que parecía malo no era tan malo, descubrí que podía vivir con muy poca plata, descubrí que no era tan malo estar solo, o lejos de los seres queridos, también aprendí que siendo vulnerable uno respeta más a las personas, porque depende más de ellas, rompe esa burbuja de egoísmo que genera la sociedad en las personas de clase media que tiene muchas de las necesidades cubiertas y no depende de nadie, solo de su trabajo para pagar su forma de vida. En los viajes comprendí que la mayor parte de lo que creía indispensable a nivel material, era un simple espejismo que la sociedad y la forma de vida tan sedentaria había puesto en mí, el comer sobre una mesa o sobre el banco de una plaza ya no era muy diferente, la diferencia es que uno era gratis y el otro había que trabajar para comprarlo. Conocer culturas quebró muchas de las barreras que el nacionalismo educacional y la forma en que nos cuentan la historia habían creado en mí, utilizo la palabra quebró porque no fue intencional, no pretendía modificar esa forma de pensar, la gente que apareció en el camino me demostró que somos todas personas con virtudes y defectos, pero en su gran mayoría está lejos de ser responsable de cualquier acontecimiento histórico que nos aleje. Hoy en día sigo encontrándome con gente arrogante y desubicada que no me trata bien, apoyándose en su idea nacionalista de que todos los habitantes de un país somos iguales, pero les puedo contar orgullosamente que para mí, esas personas forman parte del grupo de los idiotas, y para formar ese grupo no hace falta tener ninguna nacionalidad específica, los encontraremos en cualquier país.

Les di algunos ejemplos para no aburrirlos, pero en mi cabeza existe una verdadera revolución filosófica y lingüística, y casi todos los conceptos preformados están en constante cambio, desde el amor, el odio, la educación, el trabajo, la familia, la religión, etc. Luego de algunas líneas referidas a mi persona para aclarar un poco el concepto al que quiero abordar volvemos a las generalidades.



Hablar de desaprender conlleva un riesgo muy grande, la sociedad te lo hace notar y es implacable con aquellos que osen infringir los mandatos. Vivir y pensar cerca de los limites sociales no es tarea fácil, quizás porque sea más simple aceptarlos y vivir en una forma que ya este narrada, estudiada y probada, sin mayores conjeturas del tema, en la cotidianeidad siempre podemos encontrar señales de las posibles consecuencias de nuestras decisiones, la rutina también es una protección para aquellos que no la discuten, lo mismo pasa con las leyes de los países. Pero también hay otras personas que no están dispuestas a entregar su conciencia en pos de mantener una forma de vida que no convence, prefieren asumir los riesgos, yo me encuentro este grupo y voy encontrando mi camino, intentando mantener esa solidaridad que me permita vivir sin hacer daño a nadie, aunque a veces es difícil.

Desaprender es hacer espacio en nuestra mente para nuevos conocimientos, es animarse a generar nuevas preguntas y no cubrir las respuestas que puedan surgir en el polvo de los antiguos y respetados valores prestablecidos. Desaprender es el único método que encontré para poder salir a recorrer el mundo sin miedos impuestos y que son mil veces más fuertes en nuestra cabeza que en la realidad. Soy un convencido de que en lo simple esta la felicidad, y creo esto porque lo vivo a diario, despojarme de cosas me ha hecho más abierto a ayudar y recibir ayuda, a ser más sociable. Y no estoy haciendo apología de la pobreza como dice el gran Pepe Mujica, sino un verdadero análisis de entender que necesito realmente para estar bien, el tener cosas que no necesitamos nos obliga a entregar más tiempo al trabajo y menos al ocio, y vean que injusto es el mercado que si deseáramos vender todo lo que tenemos para recuperar el tiempo perdido nos pagarían la mitad porque ya está usado, ni siquiera nuestro tiempo mantiene su valor.



Otras de las sorpresas en el camino del desaprender fue la creatividad, no la creatividad que nos vende el sistema de inventar un nuevo aparato tecnológico que soluciones la vida de la gente y podamos vender a buen precio para hacernos millonarios, lo que se despertó es la necesidad de crear soluciones a problemas propios, que no tienen ningún valor para los demás pero que para mí no tienen precio. Siempre lo digo porque estoy muy contento de que sea así y debe ser un sentimiento que todos los curiosos compartimos seguramente, aprendí a ser muy flexible, debí aprender a medida que fui necesitando a ser mecánico, cocinero, ingeniero, contador, albañil, psicólogo, vendedor y tantas otras cosas, quizás no esté acorde a las exigencias que este sistema me impondría para venderme a los servicios de otras personas, pero con migo mismo como cliente me ha ido muy bien, y le agradezco a la gente que muestra sus conocimientos a través de youtube, maestros que trabajan a ad honores para mi causa y la de muchos.

Desaprender no es malo si pensamos que es para una justa causa, sino veámoslo mediante esta situación: si te ofrecerían volver al momento cero, pero con más conciencia para poder ir discriminando entre lo que aprenderías y lo que no, ¿no haríamos varios cambios?, bueno yo creo que estamos a tiempo de hacer eso, volver a cero muchas de las cosas aprendidas para aprenderlas nuevamente, pero esta vez, más orientada a nosotros y no de esa forma estandarizada que impone la enseñanza de valores.


Desaprender para aprender    

No hay comentarios:

Publicar un comentario