miércoles, 26 de diciembre de 2018

Siempre podemos reinventarnos

Reinventarse, el placer de los dioses



Cada uno es, los caminos recorridos en este raro y sorprendente juego que es la vida, un camino lleno de personas y cosas que van entrando y saliendo de escena, pero siempre los actores principales somos nosotros. Muchos piensan que es egoísta un pensamiento centrado en uno mismo, pero creo que es necesario e incluso imprescindible si queremos un mundo mejor. Muchos de los males que guardamos en el seno de la sociedad parten del no poder encontrarnos y sentirnos dueños de eso que llamamos libertad. La políticas de los países deberían orientarse en ese camino, dar a la población las herramientas para llegar a un cambio personal profundo, para generar un cambio social inmenso, es mi idea para romper las dependencias y crear una verdadera sociedad donde las personas puedan crecer a diario en base a objetivos personales y no creados por este sistema de alienación que padecemos y nos presiona a repetir historias, el estado es en gran parte responsable por romper ciertas bases impuestas a fuerza de leyes y control policial, generar la conciencia necesaria para que las personas tengan un pensamiento crítico que determine lo correcto y lo incorrecto desde la comprensión y no la imposición.




Una vez viendo una película llamada Camino a la paz, escuche una hermosa historia que tiene una analogía muy clara de lo que es confiar en el destino y a partir de eso ir eliminando barreras. La historia es más o menos así, un alpinista el mejor de todos, estaba escalando la montaña más riesgosa, a la que todos soñaban escalar y pocos lo lograban, cuando estaba llegando casi a la cima y ya casi de noche tuvo un resbalón y quedo colgando de la soga de seguridad, sin muchas posibilidades de ser rescatado por la soledad del lugar y la dificultad para llegar comenzó a preocuparse sin poder ver nada en la oscuridad de la noche. De pronto escucho una vos que le decía que corte la soga para salvarse, y esta persona tuvo muchas dudas sobre ¿quién era esta voz?, ¿porque le decía eso?, y sobre qué pasaría si cortaba la soga, se preguntaba si estaba alucinando por la situación y el frio intenso. Su miedo fue tan fuerte que decidió ignorar la voz que le hablaba en el medio de la noche. Al otro día unos rescatistas encontraron el cuerpo ya sin vida por las bajas temperaturas de la noche, colgando de la soga a no más de 1 metro y medio del suelo, un suelo que la oscuridad de la noche no lo dejo ver nunca. Esta analogía puede tener muchas interpretaciones especialmente asociadas a algún tipo de dios que busca ayudarte, yo hare mi propia interpretación y diré que la soga es la clara representación de una dependencia y el miedo a cortarla, es el reflejo de lo difícil que es para nosotros a veces salir de situación que no estamos disfrutando, la famosa zona de confort, seguramente existen mil razones y claro todas justificables, porque siempre encontraremos razones para quedarnos donde estamos, la voz que le habla al alpinista es a mi entender esa voz interior, transformada en un sentimiento o emoción que nos dice que busquemos un cambio, que nos reinventemos, que salgamos a hace lo que queremos y si no sabemos que queremos, luchemos por entenderlo. A veces los riesgos son grandes es cierto, pero también es grande la paga cuando estamos en el camino de lo que deseamos.



Hoy quiero darle otra vuelta al termino reinventarnos, eso tan necesario como respirar. Sacar el piloto automático y comprender que queremos, luchar cada día para conocernos más, hasta que un día de pronto te das cuenta que te descubriste y te sentís tan cómodo que nunca más dejaras de estar en ese equilibrio. La pregunta clave es ¿podemos ser algo que no queremos ser? Y la respuesta es claramente si, somos una ensalada de ideas y sentimientos, propios y ajenos, reales y ficticios. Partiendo de que vivimos en una sociedad alienada, creada con el fin económico de desarrollarse bajo los preceptos del capitalismo, que no deberían coincidir con lo que nosotros necesitamos para satisfacernos como persona. El reinventarse es ir dejando eso primero, que es lo pre dictado, lo conocido, lo casi guionado y hasta obligado socialmente, para pasar a lo segundo, que es mucho más personal, misterioso y poco claro, los deseos personales, propios, sin valor hacia los demás, casi hasta inútil. Si puedo dar un consejo desde mi experiencia es que usemos las herramientas del capitalismo es pos de los logros personales, logros que si son sinceros van a incluir a toda la sociedad, si son realmente anhelados van a ir a lo más esencial de la vida, sin caer en el materialismo de una sociedad que se reconoce a través del tener y la propiedad privada, y que en la paradoja del respeto hacia el otro, compite a diario por ser mejor, perdiendo todo tipo de sentimiento hacia otras personas, nos inunda la desconfianza y la apatía de cuidar lo que hemos logrado en el camino del tener, el recorrido es duro y parece no terminar nunca, lo sé, pero si comprendo que las personas que están en su camino no buscan hacer daño a los demás, lo contrario, alguien me dijo alguna vez que debes confiar en el proceso, cuanta sabiduría en esas palabras.



La magia del comenzar está relacionada con las condiciones mentales que tenemos para comenzar a transitar un cambio, el cual no es definitivo, les aseguro que las idas y venidas van a ser constantes y necesarias, para darnos cuenta que aquello que no hacia feliz tiene otra forma, la dependencia se irá disminuyendo con el tiempo, nuestro pensamiento se diagrama diferente y eso permite comprobar nuestro cambio. Nos enseñan que cuestionar las cosas no es tan bueno porque puede llevarnos a un camino de inconformidad, yo creo en el pensamiento filosófico, ese que a través de las preguntas constantes, lleva a nuevas respuestas, pero principalmente a nuevas preguntas, en un camino que parece nunca acabar, pero que les aseguro da frutos. Últimamente mi palabra preferida es “no sé”, cuando preguntan, ¿Qué vas a hacer de tu vida?, ¿vas a seguir estudiando?, ¿dónde vas a vivir?, ¿vas a dejar de viajar?, ¿te vas a poner a trabajar en serio?, cada vez más seguido mi respuesta es no sé, no tengo claro casi nada de todo eso, solo comprendo que algo me da fuerzas por dentro para seguir y siempre las soluciones a los problemas van apareciendo, especialmente cuando las dejamos de buscar, nos relajamos y nos quedamos en el presente. La magia de la palabra no sé, está relacionada con la cantidad de preguntas que pueden surgir a partir de ella y a su vez de las incontables posibilidades surgidas, incluso le podríamos dar una vuelta más a este razonamiento y preguntarnos ¿para qué deberíamos conocer todas esas respuestas?, quizás contestando todo eso podamos ser lo que la vida espera de nosotros, como un legado generacional, pero ¿eso es lo que nosotros esperamos de la vida?, siempre en la seguridad encontramos un bajo riesgo de salir heridos o de cometer errores, en los planes está claramente el miedo de que las cosas tomen otro rumbo, y ¿si en todo ese desorden está la aventura que siempre soñamos, las personas más interesantes, el amor de nuestra vida, las historias que podremos contar con orgullo?, yo me la juego y voy por eso, al menos hasta donde me dé la nafta, seguramente ya tendré tiempo para quedarme con lo que soy y que pasen diez años y que los mayores cambios logrados sean materiales, y yo siga siendo el mismo, con las mismas ideas y los mismos sueños inconclusos. Para mí, los sueños se cumplen simplemente para que aparezcan nuevos sueños, pero les puedo asegurar que no se terminan nunca, al menos a mí no me paso y creo que sería la muerte en vida estar en es situación. 



Nunca debemos olvidar que nuestros miedos son mil veces más grandes en nuestra mente que en la realidad, llevar todas esas enseñanzas que a diario escuchamos o leemos del Facebook a la vida real no es tarea fácil, es una construcción de todos los días, con avances y enormes retrocesos, momentos de dudas y momentos de placer extremo cuando somos tan creativos que superamos incluso nuestras expectativas, cuando resolvemos lo que parecía imposible. Reinventarnos no es dejar de ser lo que somos, la esencia va a estar siempre cerca de nosotros, lo que yo creo es que a partir de esa esencia que todos llevamos y forja nuestra personalidad, debemos convivir con nuestras dificultades y nuestras facilidades en un camino hacia el pensamiento crítico, conocer nuestros límites y constante mente desafiarlos, empujarlos hacia esos puntos donde somos altamente sensitivos, donde realmente podemos hasta agobiarnos, pero que realmente será satisfactorio al poco tiempo, las victorias personales son gratas si son realmente para nosotros y no aportan a esa falsa tendencia de esperar la aceptación del otro, nadie nos conoce como nosotros mismo y si no podemos disfrutar nosotros caemos en la personalidad del que desea contentar a todos y se transforma en eso que los demás quiere, un bufón de la sociedad, que poco tiene que ver con lo que desea ser.


Hasta la proxima...

Las fotos son ilustrativas, Lago Traful, Neuquen, Argentina
by Esteban Tartari

¿Cuánto nos conocemos a nosotros mismos?


Saber quien somos


Cuando leíamos las primeras líneas pasamos por algunas palabras que todos conocemos o al menos podemos explicar, está pregunta quizás también sea una de ellas y debamos agregarla a nuestra lista, que cada vez se irá ampliando más, ¿O acaso alguien se animaría a decir que no se conoce a sí mismo? ¿Qué es un perfecto desconocido?, seria hasta quizás una estupidez pensarlo para muchos.  Sabemos todo lo que nos gusta y lo que no, o al menos tenemos una idea. Sé que vivimos en un mundo desigual no escapo a esa situación, pero dentro de nuestras posibilidades todos podríamos, con un mínimo de madurez armar un mapa de nuestras características, enumerando todas las cualidades y defectos que vemos en nosotros. Poder hablar de nosotros mismos es muy bueno, realmente, aprendí que hablar de cosas que todos podemos dar opinión es muy enriquecedor, sin quitar merito a esos hermosos debates de algún tema específico. Podemos aprender mucho, podemos reencontrarnos mucho también en las palabras de otras personas, y lo mejor de todo es que podemos aplicar el oído, algo que nuestro ego a veces dificulta, “escuchar es amar”, esta frase es de la gran película Hector y la felicidad.



En esa misma película el actor hace 3 reflexiones finales, una va llevando a la otra y es increíble como muestra el valor de la palabra en nuestra forma de ver las cosas. Primero dice, todos tenemos la capacidad de ser felices, luego piensa y dice, todos tenemos derecho a ser felices, y cierra diciendo, todos tenemos la obligación de ser felices.

Conocerse a uno mismo no quiere decir ser felices, pongo en duda todo aquel que dice tener la fórmula de la felicidad, pero quizás sea el principio hacia ese estado, o como creo yo, la felicidad esta en ese camino recorrido y no en el destino. Conocernos es un trabajo de todos los días, conocer los extremos, aprender a controlarnos, para que no influya lo que pase afuera y no nos mueva de ese equilibrio emocional, tan importante para poder pensar con la menor cantidad de influencias posibles, ¿pensar qué? Se estarán preguntado y creo que pensar, simplemente eso, en nada o pensar en todo, son lo mismo, la nada será el todo para unos, pero no para otros, pensamos porque existimos, el día que no pensemos estemos atentos a la luz al final del túnel y sea lo que sea que hagamos no la sigamos, un poco de humor siempre suma, sé que es un libro, pero el deseo de poner un emoticón en estas líneas demuestra que a veces las palabras son limitadas para mostrar sentimientos.    

Una vez alguien me hablo de conocer sus demonios, yo interprete que hablaba de sus miedos, pero con el tiempo fui dándome cuenta de cuál era el verdadero significado. Un demonio puede o no ser un miedo, pero en definitiva es eso que puede quitarte de tu espacio de conciencia, ese espacio ganado por ti y solo para tu egoísta disfrute, aunque suene fea la palabra es importante ser egoísta para conocernos, no hablo de dañar a los demás, eso es otro extremo del egoísmo que no creo sea deseable abordar. Hoy en día para mí, pensar sobre lo que está ocurriendo en mí es tan importante como comer o dormir, cuestionarme lo que hago para saber si es lo correcto, no para siempre sino para ese momento, cada momento tiene sus ingredientes, y el producto final depende de cada medida, por ejemplo, si queremos hacer pan podemos poner algo menos de harina y un poco más de sal, el producto será bueno de igual forma, pero no podemos poner aceitunas porque cambia totalmente el resultado. Yo creo que de eso se trata conocer cuáles son los ingredientes que ese momento de la vida necesita, ¿Cómo saberlos?, primero entendiendo a donde queremos llegar y luego entendiendo si esos pequeños pasos que damos van hacia ese camino, esto aplica para todo lo que hagamos y aunque parece simple, bien aplicado es realmente complejo.




 Podemos cometer errores en el camino, nadie está exento de eso, incluso debemos alegrarnos de que ello sea así, yo siempre aprendí mas de los momentos malos que de los buenos, las malas experiencias son las que llevaron a romper mis límites y siempre detrás de cada uno de ellos se esconde un recomenzar glorioso. Pero tenemos que estar atentos para que esos errores no se conviertan en nuestra rutina de vida, con un ejemplo esto es más didáctico, podemos tropezar con una piedra, incluso dos o tres veces, es normal, lo que si no podemos nunca es enamorarnos de la piedra.
Las primeras señales las da el cuerpo, el sabio y poco escuchado cuerpo humano, a veces en este orden se dan los cambios, mal humor, dolores, enfermedades constantes. A este punto tenemos dos opciones ir al médico para que nos dé una pastilla que nunca nos curara definitivamente, pero nos aliviara y hasta quizás se convierta en nuestra solución, aunque ello signifique generar dependencia farmacológica. Yo considero que esto es escapar de los problemas, evitar conocernos profundamente para conocer la causa raíz del asunto, y decidimos taparlas con un coctel de pastillas mucho más dañinas que algunas drogas ilegales. Acá vale una aclaración, no hablo de enfermedades realmente complejas que necesitan medicación porque si no el camino final es la muerte, hablo de dolores de espalda, dolor de cabeza, mareos, gastritis, ansiedad, falta de sueño, entre otros. Para mí son señales, pero podemos seguir sin darle atención, yo prefiero lo primero, ya que nuestro cuerpo es sabio, evoluciono por millones de años y si algo está mal te lo hará saber para que puedas ayudar a solucionarlo, es trabajo en equipo.

Antes hablaba de momentos, somos momentos y cada uno de ellos tiene ingredientes y un final diferente, a medida que vayamos aprendiendo a cocinar los podremos mezclar mejor y haremos mejores platos, pero quizás cada tanto queramos volver a cocinar cosas simples, es un circulo y lo que hoy ya no nos atrae puede dar toda la vuelta y volver a parecernos interesante, uno no conoce los girones de la vida, solo debemos estar atento a que es lo que queremos, detectar esos cambios será nuestro mayor objetivo en el camino hacia una vida más consiente, y esta analogía con la cocina ayuda a darle otra interpretación al tema.



El segundo paso es no minimizas nuestros sueños, por miedos que traemos impuestos desde la crianza o simplemente por un sistema que busca personas sumisas para poder mantenerlas dentro sin cuestionamientos. Yo fui y víctima de eso también, y aunque duela decirlo, incluso tus seres más queridos son los guardianes de esta metodología a veces cruel de dominación y hegemonía del status quo. Desde niños la frase que más escuchamos es “eso no se puede hacer”, en casa, en la escuela, entre los mismos niños. Hoy estoy más de acuerdo con preguntar ¿le haces daño a alguien haciendo eso?, no sé si cambiara algo, pero por lo menos nos pondría a pensar un poco más y no sería tan autoritario. Desde que tengo memoria me cuestione las reglas, de distintas formas y en base a la madurez de la edad, hoy lo sigo haciendo, no como rebelde sin causa sino entendiendo que si hay reglas hay alguien que se perjudica si las rompemos, incluso quizás pierda privilegios otorgados por las miles de desigualdades que vivimos a diario en todos los ámbitos de la vida. La mayoría de las leyes son hasta lógicas, eso no lo discuto, incluso moralmente necesarias, los que creo es que estamos más enfocado en la acción que en la raíz del problema, ¿porque alguien quisiera hacerle daño a otro?, en lugar de defender a una de las partes y desfavorecer a la otra con las leyes debemos entender la raíz del problema y entender que estamos haciendo mal como sociedad para que esto ocurra. Ya se que llevarlo a un sistema enorme como un país es una locura, aunque sea coherente, yo también lo pienso, pero vamos a lo micro, ¿nosotros mismos necesitamos leyes o podemos darnos cuenta de lo que está bien y lo que está mal?, sin olvidar la enorme escala de grises en el medio de estos extremos, yo creo que la mayoría podemos reconocer si dañamos a alguien, y si no es así dejemos de enseñar matemática o lengua y empecemos por esto que es la base para poder vivir en sociedad, a diferencia de los números no se puede enseñar en un aula, sino en la sociedad misma, rompiendo falsas construcciones sociales y prejuicios que todos traemos sin cuestionar.



Amo la libertad y me desvié de tema en pos de ella, pero volvamos a los sueños y los miedos. Cuando queremos algo, aunque al principio no entendamos bien que es, pero simplemente apareció en nuestra vida, como una sensación, una idea o simplemente una copia de algo que vimos y todo esto nos moviliza para de esta forma entender que es para nosotros, ese es el momento de empezar a juntar los ingredientes, algunos son difíciles de conseguir, pero dependerá de nuestras ganas obtenerlos. A veces los prejuicios y la falta de apoyo conspiran para que no caminemos detrás de los sueños, quiero decirles algo en este punto y aunque no se puede explicar, porque a pesar de que no lo crean hay cosas que las palabras no llegan a explicar, la sensación cuando un sueño se hace realidad es un gran ejemplo, otro puede ser cuando hacemos el amor con alguien que realmente queremos, o cuando comemos después de haber tenido mucha hambre, o cuando vamos al baños después de aguantarnos mucho tiempo, si alguien se anime que explique esto por favor, les aseguro que escribirán varios libros haciéndolo.



Dominar los miedos cuesta, no encontraremos la formula en internet, es un partido que perderemos hasta el final, podremos tener buenas jugadas, pero el gol llegara en el último minuto, cuando podamos vencer ese límite auto impuesto que son los miedos. De algún lado escuche que los miedos permanecerán mientras los necesitemos, y es genial porque pensemos un poco algún ejemplo, podemos tener miedo a ese bosque oscuro y tenebroso, pero cuando estemos dentro de ese bosque y veamos que en realidad no era nada tan grave, ya no necesitamos ese miedo que automáticamente se desvaneció. Sé que la vida no es tan fácil, no quiero simplificar nada, pero si advertirles que cuando empezamos a cumplir nuestros sueños, llegan otros y otros, un día pareciera que es cada vez más simple, y ese momento nos damos cuenta que el miedo a hacer realidad nuestro sueño, desapareció y vendrán nuevos miedos, pero ese específicamente ya no está más, la satisfacción de comprender esto es incomparable. 

Hasta la proxima...

Imagenes ilustrativas, Cajón del Río Azul, El Bolson, Río Negro, Argentina
By Esteban Tartari

lunes, 24 de diciembre de 2018

El camino del desaprender


Desaprender para Aprender

¿Hay algo más valioso para nosotros que los conocimientos que obtuvimos a lo largo de nuestra vida?, los aprendizajes forjan nuestra personalidad, administra nuestros sentimientos, define nuestros pensamientos y crean nuestros miedos. A pesar de la cierta negatividad del título, esta entrada tiene como objetivo, darle una vuelta más a lo que nuestra sociedad denomina aprendizaje, y a través de esto generar nuevas preguntas para comprender mejor la forma en que cada uno va aprendiendo, ya que no existe un modelo, aunque muchas veces nos lo quieran imponer los estándares de aprendizaje, que son solo un árbol del bosque, pero también existen otros métodos menos apalancados en las necesidades de los estados. 




Desde niños somos devoradores de experiencias, todo lo que hacemos en nuestra vida está relacionado al algún conocimiento previo. A veces no somos capaces de discernir en que momento comenzamos a ser conscientes de las cosas que estábamos aprendiendo, es normal ya que el estado de conciencia es algo que también debemos aprender a manejar. Claramente todo lo que hagamos en la vida es una forma de aprendizaje, siempre atado a alguna curiosidad o también porque no, en base a alguna imposición. Se aprende de situaciones positivas y negativas, propias o de terceros que nos involucran, todo va creando el mapa del conocimiento que es nuestro gps para vivir la vida y no existen dos ejemplares iguales.  

¿Podemos asegurar que todo lo que aprendimos nos es útil? Esta pregunta es vital para ubicarnos dentro del paradigma de chocar con la idea genérica del aprender, aumentar el nivel de conciencia para estar más perceptivos a la hora de tomar un conocimiento, calificarlo y darle la importancia que merece en nuestro mapa mental. Si vemos la etimología de la palabra aprender es la unión de dos palabras, ad (cercanía) y prehendere (percibir), es decir que cercanía y no estamos hablando de distancias medibles sino emocionales y de concentración, de pertenencia con lo que estamos “percibiendo”. Cada momento de nuestra vida es único y nuestra percepción de las cosas va mutando en base a lo que nosotros necesitamos y estamos preparados para comprender, pero también de lo que la sociedad espera que aprendamos en esa etapa de nuestra vida. Hago énfasis en los conocimientos sociales porque realmente definen una parte importante de nuestra personalidad, existe como un manual del cómo ser persona para poder incorporarse a la sociedad, siempre con la ayuda de nuestros tutores que son los que en gran parte nos marcan el camino del aprender. Valores y criterios de vida entran a través de un proceso de osmosis en nuestra siquis, van definiendo nuestra posibilidad de “percepción” de las cosas, es decir hasta qué punto podremos capturar esa experiencia. Parece un enredo, pero vamos a explicarlo con un ejemplo extremo para que se entienda, la sociedad nos enseña que robar es algo que está mal, el aprendizaje comienza en el hogar, continua en la escuela y culmina en los medios de comunicación. La metodología más utilizada es mediante la generación de miedo, con amenazas de terminar en la cárcel para siempre. Con mucha repetición, las posibilidades de que alguien cometa un delito de este tipo se reduce bastante, porque la cercanía se afectó desde el conocimiento previo y las posibles consecuencias. Nunca podremos percibir lo que sentimos al robar, y aunque esto puede desembocar en una discusión mucho más profunda, existen formas de robo que están en la actualidad defendidas por la ley, un filósofo moderno decía que es mayor delito abrir un banco que atracarlo, incluso Robin Hood fue famoso por robar a los ricos para dárselo a los pobres, y eso es visto como una virtud en cierta forma. Pero volviendo al tema, si nunca robamos nunca podremos saber si se siente bien o mal en nuestra mente, donde esta la única verdad, quizás Robin Hood si se hubiera atado más a las enseñanzas de la sociedad nunca hubiera existido.



Este último puede ser un ejemplo extremo, pero también aplica al manual educador del miedo utilizado para enseñar a las personas las normas de convivencia básicas de la sociedad y que son las principales cadenas que nos atan a las rutinas sociales de las que este sistema se retroalimenta. De a poco, se puede ir entendiendo a que me refiero con desaprender y porque creo que es importante hacer una revisión propia de las enseñanzas previas, pero esta vez atadas a un nivel de conciencia mayor que nos da la edad, es fácil convencer a un niño de cualquier cosa, pero un adulto en principio debería ser más complicado, aunque no es la regla.

Si hablo desde mi experiencia propia, puedo decir que realmente muchos de los conocimientos que obtuve en mi vida con una menor conciencia que la actual, me han sido útiles, pero a medida que pasaron los años muchos otros los he ido poniendo en duda, como digo yo los he pasado por el “filtro personal”, es decir lo puse en dudas desde lo más profundo de su creación para entender si está limitando mi forma de vida actual y mi futura evolución hacia nuevos conocimientos, o en resumen entender si volvió una barrera para vivir nuevas experiencias. Cuántas personas conocemos que por respetar normas que ni ellos mismos podrían explicar, terminan siendo esclavos de una realidad que en el fondo los limita y no les permite alcanzar sus sueños, sobran ejemplos de este tema y muchos prefieren aceptar las normas, sin saber si eran tan malos como nos contaban. En el cementerio está lleno de soñadores respetuosos de las leyes. Con esto no quiero decir que todas las leyes son un problema, muchas seguramente tienen coherencia, pero eso lo debemos determinar nosotros mismos a través de lo que pensamos y aceptarlo como imposición, siempre manteniendo la solidaridad social necesaria para vivir con otras personas, y dañando lo menos posible a las personas, digo lo menos posible porque muchas de nuestras decisiones a veces provocan dolor en otras personas, ya lo dice Silvio Rodriguez en una canción, “quiero que me perdonen los muertos de mi felicidad”.  



¿Porque intento ir a este punto que muchas veces me ha causado entrar en discusiones subidas de tono? Porque pienso que si no ponemos en duda todo lo que somos y buscamos rearmarnos a partir de nuestros sueños y emociones, nunca podremos aspirar a un estado de felicidad más constante, un espacio de equilibrio que este mas alineados a lo que queremos y por decantación a una mayor libertad. Es la única forma de poner nuestras energías en el lugar correcto, pensar donde queremos ir.

Definitivamente no todo es blanco o negro, los grises existen y la gama es enorme, no todo es tan bueno, ni tan malo como nos lo contaron, debemos probarlo para percibirlo, debemos quebrar esa barrera llamada miedo que tenemos grabada a fuego en la mente. Yo les puedo decir que mi forma de ver las cosas cambio mucho y sigue modificándose, a medida que empecé a recorrer más lugares a través de mis viajes y pude cambiar esa rutina citadina, que muchas veces nos inculcan como única forma de vida, pude ver que lo que parecía malo no era tan malo, descubrí que podía vivir con muy poca plata, descubrí que no era tan malo estar solo, o lejos de los seres queridos, también aprendí que siendo vulnerable uno respeta más a las personas, porque depende más de ellas, rompe esa burbuja de egoísmo que genera la sociedad en las personas de clase media que tiene muchas de las necesidades cubiertas y no depende de nadie, solo de su trabajo para pagar su forma de vida. En los viajes comprendí que la mayor parte de lo que creía indispensable a nivel material, era un simple espejismo que la sociedad y la forma de vida tan sedentaria había puesto en mí, el comer sobre una mesa o sobre el banco de una plaza ya no era muy diferente, la diferencia es que uno era gratis y el otro había que trabajar para comprarlo. Conocer culturas quebró muchas de las barreras que el nacionalismo educacional y la forma en que nos cuentan la historia habían creado en mí, utilizo la palabra quebró porque no fue intencional, no pretendía modificar esa forma de pensar, la gente que apareció en el camino me demostró que somos todas personas con virtudes y defectos, pero en su gran mayoría está lejos de ser responsable de cualquier acontecimiento histórico que nos aleje. Hoy en día sigo encontrándome con gente arrogante y desubicada que no me trata bien, apoyándose en su idea nacionalista de que todos los habitantes de un país somos iguales, pero les puedo contar orgullosamente que para mí, esas personas forman parte del grupo de los idiotas, y para formar ese grupo no hace falta tener ninguna nacionalidad específica, los encontraremos en cualquier país.

Les di algunos ejemplos para no aburrirlos, pero en mi cabeza existe una verdadera revolución filosófica y lingüística, y casi todos los conceptos preformados están en constante cambio, desde el amor, el odio, la educación, el trabajo, la familia, la religión, etc. Luego de algunas líneas referidas a mi persona para aclarar un poco el concepto al que quiero abordar volvemos a las generalidades.



Hablar de desaprender conlleva un riesgo muy grande, la sociedad te lo hace notar y es implacable con aquellos que osen infringir los mandatos. Vivir y pensar cerca de los limites sociales no es tarea fácil, quizás porque sea más simple aceptarlos y vivir en una forma que ya este narrada, estudiada y probada, sin mayores conjeturas del tema, en la cotidianeidad siempre podemos encontrar señales de las posibles consecuencias de nuestras decisiones, la rutina también es una protección para aquellos que no la discuten, lo mismo pasa con las leyes de los países. Pero también hay otras personas que no están dispuestas a entregar su conciencia en pos de mantener una forma de vida que no convence, prefieren asumir los riesgos, yo me encuentro este grupo y voy encontrando mi camino, intentando mantener esa solidaridad que me permita vivir sin hacer daño a nadie, aunque a veces es difícil.

Desaprender es hacer espacio en nuestra mente para nuevos conocimientos, es animarse a generar nuevas preguntas y no cubrir las respuestas que puedan surgir en el polvo de los antiguos y respetados valores prestablecidos. Desaprender es el único método que encontré para poder salir a recorrer el mundo sin miedos impuestos y que son mil veces más fuertes en nuestra cabeza que en la realidad. Soy un convencido de que en lo simple esta la felicidad, y creo esto porque lo vivo a diario, despojarme de cosas me ha hecho más abierto a ayudar y recibir ayuda, a ser más sociable. Y no estoy haciendo apología de la pobreza como dice el gran Pepe Mujica, sino un verdadero análisis de entender que necesito realmente para estar bien, el tener cosas que no necesitamos nos obliga a entregar más tiempo al trabajo y menos al ocio, y vean que injusto es el mercado que si deseáramos vender todo lo que tenemos para recuperar el tiempo perdido nos pagarían la mitad porque ya está usado, ni siquiera nuestro tiempo mantiene su valor.



Otras de las sorpresas en el camino del desaprender fue la creatividad, no la creatividad que nos vende el sistema de inventar un nuevo aparato tecnológico que soluciones la vida de la gente y podamos vender a buen precio para hacernos millonarios, lo que se despertó es la necesidad de crear soluciones a problemas propios, que no tienen ningún valor para los demás pero que para mí no tienen precio. Siempre lo digo porque estoy muy contento de que sea así y debe ser un sentimiento que todos los curiosos compartimos seguramente, aprendí a ser muy flexible, debí aprender a medida que fui necesitando a ser mecánico, cocinero, ingeniero, contador, albañil, psicólogo, vendedor y tantas otras cosas, quizás no esté acorde a las exigencias que este sistema me impondría para venderme a los servicios de otras personas, pero con migo mismo como cliente me ha ido muy bien, y le agradezco a la gente que muestra sus conocimientos a través de youtube, maestros que trabajan a ad honores para mi causa y la de muchos.

Desaprender no es malo si pensamos que es para una justa causa, sino veámoslo mediante esta situación: si te ofrecerían volver al momento cero, pero con más conciencia para poder ir discriminando entre lo que aprenderías y lo que no, ¿no haríamos varios cambios?, bueno yo creo que estamos a tiempo de hacer eso, volver a cero muchas de las cosas aprendidas para aprenderlas nuevamente, pero esta vez, más orientada a nosotros y no de esa forma estandarizada que impone la enseñanza de valores.


Desaprender para aprender