jueves, 11 de octubre de 2018

Esto es la fotografía para mí

Esto es la fotografía para mí

Conoce el Mundo, busca todas las escusas que necesites y piérdete por ahí. Así me dijeron alguna vez y quedo grabado en mi mente, y aunque siempre me gusto viajar, hoy confirmo que se puede viajar de muchas formas y sentir cosas muy diferentes, a medida que fui sacando miedos y prejuicios de mi mochila los viajes son cada vez más fascinantes y diferentes unos a otros. 

   



Los viajes se tornaron un objetivo principal para cada año de mi vida, incluso no imagino mi vida sin viajes. Algunos me preguntan ¿hasta cuándo vas a viajar? Y como muchas otras cosas en mi vida no las decidiré yo, mi cuerpo y mi intuición conspiraran algún día y me dirán ¡¡¡basta!!!, pero eso será cuando sea el momento correcto, ni un momento antes ni después, creo en el destino y aprendí a conocer sus tiempos y dejar fluir las cosas, toda solución llega cuando debe ser, debemos ser pacientes y el tiempo trae todas las respuestas. Las emociones y sentimientos llegan por algo, dependerá de nosotros escucharlos o hacer oídos sordos y seguir con las antiojeras nuestro camino, yo prefiero seguir descubriendo donde está mi felicidad, hasta sé que lo más cercano a ese momento sublime que todos intentamos encontrar, es poder elegir, la libertad de hacer lo que queremos hacer, sin miedos y pretextos, romperse la cabeza pensando soluciones creativas para problemas complejos, ese tipo de respuestas que no encontraremos en ningún manual, ni tutorial de youtube.

Pero llego la hora de hablar de lo que nos incumbe en esta entrada, y es muy graciosa mi historia con la fotografía y se las voy a resumir para no aburrirlos. En 2012 compré mi primer réflex y durante un mes leí algunos PDF de fotografía para aprender a usarla, mucha teoría y poca practica creo, gran error. La realidad es que aprendí poco y nada, incluso si le hice 200 disparos a esa cámara es mucho, ya lo sé, yo también estoy arrepentido de ese pasado, pero la realidad es que no encontraba el momento, estaba la cámara y estaba yo, pero faltaba ese canal que nos uniera, era otro momento de mi vida donde los espacios de tranquilidad no abundaban y eso siempre pesa mucho, que todo llegue en su momento justo es algo importante, o puede pasar desapercibido como me ocurrió a mí, con una cámara que estuvo 5 años cerca pero nunca nos encontramos, incluso era más costosa que la que tengo actualmente, en ese momento estaba mejor económicamente al parecer, hoy mi economía es muy diferente.




Y así pasaron los años guardada en un estuche esperando el momento, el cual nunca llego. Un año antes a comenzar esta nueva etapa de mi vida, mucho más vigorosa en lo que respecta a viajes, entraron a casa y entre otras cosas se llevaron estaba la cámara. Lo curioso es que fue un detonante en mi cabeza y de golpe algo que estaba ahí guardado sin importancia comenzó al menos a ser visible en mi mente. Los primeros viajes que hice, a Machu Pichu y a Cuba, no fueron con la idea puesta en tomar buenas fotos, había otras cosas en ese momento, fueron viajes increíbles que estarán para siempre en mi memoria, pero a nivel fotográfico dejaban mucho que desear y viendo hoy las fotos, me da risa porque son casi todas selfis y cada hermoso paisaje me tiene a mi como personaje principal, ¿era mucho pedir sacar dos fotos una mía y otra del paisaje? Jaja, hoy lo pienso y me sorprende como en tan poco tiempo pueden cambiar tanto las prioridades. Luego Viaje a Chile y en Iquique, Zona franca de ese país, compre la segunda réflex de mi vida fue una vuelta de página frente a mi pasado fotográfico, comencé tímidamente a animarme a usar el modo manual, a investigar técnicas y efectos que veía en otras fotos, esta vez mucho más enfocado en usarla, aprender probando y no tanto en leer teoría, cada foto superaba a la anterior, fotos malísimas, incluso más malas que las que saco hoy en día!!!. Trabaje para comprar equipamiento, cuando descubrí que sin un lente mejor sufriría algunas limitaciones en ciertos aspectos, con el tiempo aprendí la importancia del encuadre y a pesar de que soy un novato en este tema de la fotografía, descubrí que es un mundo muy disfrutable y la gran excusa para viajar por el mundo haciendo mis fotografías, mejorando cada vez más, aprender usándola y que mejor en los mas lindos paisajes de nuestra américa. En estas líneas les contare porque creo que la fotografía me abrió la mente, me está permitiendo ver el mundo desde otra perspectiva y se convirtió en un nuevo golpe de motivación para continuar los viajes.

Luego de mi resumida historia con las cámaras réflex, comenzamos por lo que yo llamo la gran escusa, y digo esto porque lo que más me gusta en este momento de mi vida es viajar, no con un objetivo de llegar a algún lado, sino simplemente por ir, por moverme, por descubrir y conocer, esforzarme y por seguir dándome cuenta que no conocía nada el mundo y mucho menos las personas que viven él. Muchos cambios personales vienen ocurriendo, una gran lucha personal por mejorar, aunque muchos creen que es egoísta mi forma de pensar, sigo descubriendo el valor de las simples cosas, pero no por la sensatez de decirlas porque son socialmente correctas, sino con la profunda intensión de cambiar una parte de mi personalidad que ya no me agradaba, fue un largo camino y seguramente hablaremos de eso en muchas ocasiones, hoy el tema central es la fotografía y lo que ella me deja cada vez que presiono el botón de mi cámara.

Muchas veces en mi vida sentí que no sabía qué hacer con mi tiempo libre, creo que es un mal de esta sociedad, estamos tan metidos en la rutina de la semana, que tenemos un tiempo libre y no sabemos qué hacer con él, hasta que descubrimos algo que nos gusta y nos ocupamos de darle sentido a nuestra vida a través de ello, podemos sentir que estamos vivos y que aunque sea una hora o menos se siente bien, y no tiene nada que ver con esas largas horas en la oficina, el tiempo pasa rápido y nos sentimos mucho más llenos y plenos. Así me siento cuando planifico una foto, un lugar, un momento, un color. Dicen que los viajes se viven 3 veces, cuando se planifican, cuando se está en el lugar y cuando se llega a casa y se revive el momento, a través de una anécdota o una foto, fotos y viajes son casi sinónimos para mi hoy en día. Creo que es ser feliz con poco, simplemente porque la naturaleza siempre estuvo ahí, y aunque parezca nuevo para nosotros, son fenómenos que ocurren todo el tiempo, pero es invisible a nuestros ojos hasta que descubrimos que está ahí para nosotros y sin gastar dinero. Las cosas más importantes de la vida son gratis, aprender a disfrutarlo es vivir con poco, vivir de lo simple, eso es la fotografía para mí, no hace falta tener la mejor cámara para ver un atardecer o una luna llena, incluso no hace falta sacar una foto, quizás la fotografía también es otro pretexto para disfrutar de la naturaleza.




Esfuerzo y recompensa, son dos cuestiones básicas en la fotografía, esfuerzo porque tenemos que llegar a ese lugar que planeamos fotografiar, y a veces eso es muy complicado, económica y físicamente. Llegar como sea es la cuestión, en auto, en avión, a pie, subir una montaña con todo el equipo a cuestas para encontrar una buena toma, o cargar 15 kilos en la mochila para acampar a la espera de ese momento justo, meterse en caminos desconocidos en busca de lo nuevo, caminos donde muchas veces no llega nadie por días, a veces arriesgamos mucho sin darnos cuenta de los peligros, pero de eso se trata romper con esos miedos previos a la partida, incluso me pasa a veces hablando con personas descubro miedos que no sabía que podían existir, y el miedo paraliza te deja quieto en ese lugar donde estás, para que nada te ocurra, y ya comprobé que no salen buenas fotos en lugares seguros, hasta a veces tenemos que romper las reglas para conseguir esa foto única.

Cargar el equipo fotográfico a nuestras espaldas por horas, cruzar alambrados y navegar por terrenos desconocidos, una verdadera aventura. Nadie puede negar que el fotógrafo conoce el esfuerzo, quizás en ese esfuerzo este el secreto de lo que sentimos al buscar una foto propia, que seguramente buscando un poco la podríamos encontrar en internet, sin movernos de la comodidad de nuestro hogar, y sin gastar dinero, pero la conexión con la naturaleza que logramos no se puede descargar desde la web. Otra faceta no menos importante es el aprendizaje teórico para luego llevarlo a la práctica y usarlo como herramienta para conseguir mejorar nuestras fotografías, aprender sobre la luna y sus fases, sobre los crepúsculos solares y sus diferentes colores, o sobre las mareas y la estaciones del año, cada una de estas variables debe ser manejada por alguien que pretenda obtener una fotografía que cumpla nuestras expectativas, para eso también tenemos que esforzarnos, levantarse temprano y dormirse tarde es común en los viajes de fotografía. Conocer sobre la flora y la fauna de lugar, los peligros y los cuidados que debemos tener, para que nos ocurra nada ni a nosotros, ni a la naturaleza. Esperar horas que aparezca ese animal es algo inexplicable.

Antes de la recompensa, quiero hablar de una de las enseñanzas más grandes que me está dejando la fotografía al día de hoy, el aprender a esperar, algo que esta sociedad revolucionada no enseña muy bien, pero es tremendamente importante para cumplir con nuestras metas, quedarse en un lugar por horas esperando el momento justo para disparar, casi como un francotirador de la fotografía, siempre alerta porque la naturaleza siempre tiene algo para sorprendernos y si no estamos atentos podemos perder una gran toma, un arcoíris, una animal de paso, un tempano de hielo que cae, todos son fenómenos que nos mantienen alerta y siempre con la cámara lista para disparar. Pasar largas horas en un lugar, comer ahí, dormir ahí, todas acciones que nos ayudan a conectarnos con el lugar y sentir la fotografía, cada una de esas tomas guarda una historia que no se ve en la imagen final y que es más importante que cualquier foto, es tener la fuerza y el valor de enfrentar los desafíos con el solo objetivo, tomar una foto, pero escondiendo muchos otros más pequeños que son los que dan vida a los fotógrafos de paisaje y nos ponen al límite. La recompensa, esa imagen que puede ser buena o mala, es el riesgo que corremos, pero ¿a quien le importa como salió la foto después de todo lo que leímos hasta acá?, si no es la foto que buscamos es el perfecto pretexto para volver y seguir disfrutando de esta pasión, es una aventura realmente digna de contarse en un libro, la vida del fotógrafo de paisaje y naturaleza.




Si hay algo que disfruto de la naturaleza es que siempre me sorprende, siempre aparece un color que no vi, una combinación de objetos que parecen haber sido puestos por la naturaleza adrede para generar esa belleza, siento esa conexión de miles y miles de años de evolución que nos han mantenido juntos aprendiendo de ella como un bebe aprende de su madre, nos da todo lo que necesitamos, sabe cumplir y castigar, nunca debemos subestimarla pero sabe dar afecto por cada herida provocada, conocerla vale la pena, viajar vale la pena, estar vivo vale la pena.



Es grandioso saber que detrás de un pretexto, se puedan vivir tantas aventuras transformadas en imágenes que salen de nuestra cámara y serán los testigos de nuestras alegrías y padecimientos, a disfrutar la vida y a tomar miles y miles de fotos, alguna tiene que ser buena.

Hasta la próxima.

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